sábado, 31 de marzo de 2012

Intercambio entre BIs Chamorro, Guayabo y San Regis, marzo 30

El propósito de estos intercambios es favorecer el incremento de niños participantes en las actividades de las Bibliotecas Itinerantes. A  San Regis le correspondía el encuentro con Guayabo, pero considerando que Chamorro no tendría pareja por abandono de Chacarilla, se conformó un trío en el que Angélica de San Regis y Lidia de Chamorro fijaron la fecha y se lo comunicaron a Jénifer de Guayabo. La hora estaba pactada para las 3 pm.
Cuatro de la tarde en un aula de la Escuela  22757 de San Regis, Angélica ya había dispuesto el mobiliario contra las paredes y trapeado el piso de cemento pulido color ocre. Con ella y su sobrina esperábamos a que ingresen los niños y niñas.  Mientras,  el sol de la tarde atravesaba los ventanales recordándonos su fuerza en estos lares y nuestra vulnerabilidad.
Llegaron algunas niñas y un niño de San Regis y se ubicaron cada quien al lado de otra (o)  en la pared opuesta a las ventanas. Transcurrieron 5 minutos de impaciencia y sugerí  leer un libro, el engreído del mes, Las brujas de Cachiche. Lo fuimos rotando avanzando una página por infante y antes de concluirlo ya habían llegado, cansados, los chicos de Chamorro, conducidos por Lidia desde su centro poblado, caminando. Se fueron sentando al otro lado del aula, junto a las ventanas. Llegó Jénifer de Guayabo con una alta niña y pudieron acomodarse en el extremo de la fila de los de San Regis.
Angélica pidió presentarse a cada uno usando una pequeña pelota que lanzaban luego de decir su nombre, edad y lugar de estudios. Luego pidió a Lidia leer un cuento en voz alta. Ella leyó “La Lechera”. Angélica hizo preguntas después verificando la atención prestada. Se advertía mucha tensión. Pedí leer un cuento mexicano sobre un árbol encantado llamado pirú, advertí  que me escuchaban con atención y no hice preguntas, pero olía la persistencia del desánimo. Nos habría ido mejor con los cuentos narrados por Carlos López pero  justo en esos momentos él recién  volvía desde Panamá.
Angélica comentó que haría preguntas sobre la escuela usando nuevamente la pelota, las tenía preparadas y le pidió a Jénifer leerlas, la mayoría fueron sobre “la escuelita”, noción que tienen sobre la Biblioteca Itinerante.  Varios niños llegaron recién y se incorporaron a la rueda de preguntas. Angélica nos comentó que vienen de vez en cuando. Intuyo que ahora lo hicieron al ver pasar niños de fuera, supongo que para eso sirve la ausencia de muros perimétricos y al parecer nos está sirviendo la experiencia.
Procedimos a la dramatización. Angélica conformó dos grupos usando una dinámica que utilizan en la catequesis. Los dos la representaron a ella leyendo y haciendo preguntas directas sobre lo leído: ¿quién es el personaje?, etc.,  un grupo más cohibido que el otro pero en ambos destacaban como líderes las niñas de San Regis.
Emprendí el retorno a El Carmen tomando nota de lo que hay por hacer en Guayabo mientras caminaba hasta la pista bajo el inclemente sol de este día.
Edith Maldonado.






Intercambio entre las Bibliotecas Itinerantes de Atahuallpa y Wiracocha, marzo 23


La semana anterior no se reunieron como lo habían establecido inicialmente. Se les pidió coordinar una nueva fecha y avisarla para intervenir como lo veníamos haciendo con las otras duplas.

Juana Saravia de Atahuallpa me telefoneó el viernes 23 de marzo a las 3 p.m. indicando que en ese preciso momento se estaban reuniendo en su Centro Poblado. Estaba yo viajando al sur y aún no habíamos pasado Cañete, pero avisé que me haría presente y así ocurrió luego de abordar un taxi en Chincha con todo el material de CEDILI-AECID que llevaba entonces.

Al llegar observé a dos decenas de niños y niñas alrededor de la mesa que usa Juana en la terraza de su vivienda “de quincha mejorada”. Acompañados también de Tífani Mesías de Wiracocha, ilustraban el tema del agua, muy entusiastas y concentrados.

Pregunté qué habían leído aquella tarde. Las respuestas fueron imprecisas: “ellos cogen sus cuentos”, “todos leeron” (1)*. Pedí entonces a Juana abrir su maleta de CEDILI-AECID, la sacó del interior de su vivienda, demoró en abrirla pero lo hizo con ayuda de Tífani. Pedí a Tífani leer en voz alta el primer cuento que aparecía, Juan sin miedo. Algunos niños la empezaron a escuchar, luego se sumaron otros mientras  dos niñas verificaban lo que la joven tenía entre las manos. Terminada la historia pedí a Juana continuar con la siguiente, El genio de la botella. Lo hizo y sucedió algo similar. Los niños se le acercaban a mirar con sus propios ojos lo que iban escuchando, mientras una niña emprendió su propia búsqueda. Era lo que queríamos demostrar, el mundo se abre a través de la lectura.


Edith Maldonado
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(1)*Así lo pronuncian en la localidad


 Ilustran el tema del Agua.

 Juana atrae la atención
 Con entusiasmo y concentración
 Con Tiffani Mesías de Wiracocha
 Tiffani lee Juan sin Miedo
 Se produce un cambio de atención
 Algunas niñas verifican contenidos
 Juana lee el geniecillo de la botella
Los niños se acercan espontáneamente
 Sobran comentarios...